Pearl Jam siguen muy vivos en 2024, 33 años después de Alive, aquel primer single incluido en su debut, Ten. El grupo estadounidense liderado por Eddie Vedder ha dejado múltiples cadáveres por el camino, personales como Kurt Cobain y Mark Lanegan, y estilísticos.

Pearl Jam. EFE

Dark matter

Ante la hegemonía actual de los sonidos urbanos y el reggaetón, el quinteto sigue proponiendo en su último disco, Dark Matter (Republic Records. Universal), un rock musculoso, eléctrico y clásico, de sonido fresco y que fluctúa entre la furia y la emoción, el terror al fascismo, la resiliencia y el poder del amor.

Dark Matter es el duodécimo disco de estudio de Pearl Jam, primero en cuatro años y que da el relevo a Gigaton, un álbum que al habitual rock eléctrico y rabioso del grupo unía baladas sentidas, folk y cierta experimentación psicodélica, y que se centraba en la necesidad de una conexión mayor entre las personas, críticas a Trump y advertencias sobre el cambio climático. Si algo caracteriza a las 11 canciones actuales de los estadounidenses es su frescura, al parecer ofrecida por el productor Andy Watt.

Watt es un enfermo de la música que ha actualizado también el sonido de The Rolling Stones e Iggy Pop tras trabajar con estrellas pop mainstream. Solo tiene 33 años, los mismos que tiene Ten, el debut del grupo, en tiempos de jóvenes melenudos y angustiados en todos los garitos de Seattle vestidos con camisas de franela, botas y pantalones cortos que dejaban ver las botas y calcetines de lana.

Frente a los tres años de composición y grabación de Gigaton, el disco actual es la culminación de un enfoque más fresco y rápido de Pearl Jam a la hora de crear su repertorio. El quinteto llegó a los estudios Sangri-La de Malibú (California) sin ideas preconcebidas… ni sus propios instrumentos. La creatividad surgió sobre la marcha, fruto del esfuerzo colaborativo del grupo y el productor durante… ¡tres semanas! “Andy Watt nos puso las pilas y nos hizo centrarnos en tocar una canción detrás de otra. Tardamos mucho menos que en Gigaton. Andy nos dijo que tardamos la vida en grabar discos. Vamos a hacer este aquí y ahora”, ha explicado el guitarrista Mike McCready a Classic Rock.

Conciertos

El resultado, que se podrá comprobar en directo los días 6, 7 y 11 de julio en Madrid y el Mad Cool Festival de Madrid, es un disco de rock clásico, de los de toda la vida, en el que Vedder sigue exhibiendo su garganta poderosa y arenosa, modulando sus aullidos y caricias, con algunos de los mejores solos de guitarra de la carrera de McCready, que restallan y arden en sus 11 canciones.

Canciones

l ‘Scared Of Fear’. Intro atmosférica hasta que se dispara con rock eléctrico y sudoroso, con furioso solo de guitarra. Habla de miedo, confusión y resistencia en estos tiempos frente a los antiguos, cuando “solíamos reír, cantar y bailar”.

l ‘React, Respond’. El título de este airado y eléctrico rock de espíritu punk lo dice todo: reaccionar, responder. Vedder escupe –a lo Anthony Kiedis– más que canta: “¿Estamos en guerra unos con otros? ¿estás en guerra contigo mismo? podríamos estar luchando juntos en lugar de pelear contra nosotros mismos”.

l ‘Wreckage’. La melodía atrapa ya antes de los bonitos coros finales: “Necesito la luz” entre evocaciones a la confusión, los errores y la oscuridad del tiempo que nos obliga a seguir “entre escombros”.

l ‘Dark Matter’. Guitarras gruesas y crujientes en el single, quizás el más convencional. Habla de demagogia, ataques a la prensa, separación entre la gente y de la necesidad del diálogo.

l ‘Won’t Tell’. Otro medio tiempo efectivo, emotivo y melódico. Necesidad de amor, de sentir al otro, de curación: “Abriría la puerta, te dejaría entrar, la abriría si vinieras, pero si no eres tú quien llama, permanecerá cerrada”.

l ‘Upper Hand’. Seis minutos de cumbre artística introducidos por un teclado espectral y misterioso que remite a su etapa más juvenil, dramática y existencial, para muchos, la mejor, la de sus crescendos.

l ‘Waiting For Stevie’ Un medio tiempo muy eléctrico con un solo casi heavy. Más necesidad de amor y de confianza para “conquistar el miedo… encontrar alivio, escapar de la culpa”.

l ‘Running’. Engaña con una caricia antes del sopapo musculoso y rockista, casi punk. Habla de la dictadura entre las parejas, de despegar, de túneles que ahogan y de la necesidad de liberación.

l ‘Something Special’. Medio tiempo dedicado a los dos hijos de Vedder. “Si pudieras ver lo que veo ahora tendrías que saber que estoy tan orgulloso”. Le canta a la obligación de superación. Entronca con Cat Stevens en su temor a la pérdida.

l ‘Got To Give’. Falsamente acústica en su inicio, es otro rock febril con un tramo final épico y ecos a The Who. Más amor, ruptura, dolor, perdón y triunfo.

l ‘Setting Sun’.

Final desnudo y acústico, con percusión minimal y tribal, alejado del sonido del resto del álbum. Podría estar incluido en la banda sonora de la película ecologista Into The Wild, que firmó Vedder. Un tema sobre aguantar y pelear. “Podríamos convertirnos en un último sol poniente; o ser el sol al amanecer, no nos desvanezcamos”.